De una Capital Imperial a otra. Budapest es el final del amplio reportaje que Baudilio, Carmen y su furgoneta (especie de casa a cuestas) nos han dejado este verano.
Esta ciudad, resultado de la unión de Buda y Pest, situada a ambos lados del Danubio es otra de las grandes capitales europeas. A pesar de las múltiples dificultades históricas por las que ha atravesado en los últimos siglos, conserva el empaque y la majestuosidad de las ciudades históricas.
Su red tranviaria data de 1.866 y era de tracción animal, recorría las calles de Pest y fue creciendo hasta conseguir los 156 kilómetros de que dispone hoy distribuidos en 26 líneas.
El parque de vehículos es amplísimo y de una gran variedad, tiene más de seiscientos tranvías de siete tipos diferentes que van desde los Siemens mas modernos o los Combinos a los clásicos Duwag. El color amarillo les otorga personalidad.
Como otras ciudades mantiene un buen número de vehículos históricos y un Museo ubicado en el antiguo depósito de Sztendre.
Por muchas razones, y no solo el tranvía, merece la pena una visita a esta ciudad.
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